domingo, 2 de junio de 2013

Ana - Historias

Cuanto tiempo lloré en silencio, cuantos golpes me tragué,
cuantas veces quise decir algo, y por miedo me callé.
Tantas veces me fié de la gente, y hasta mi sombra me traicionó,
y es que no debo confiar en nadie, si me fallo y cometo el mismo error.

Y yo me explico, dicen que los rumores vuelan,
en el aeropuerto sólo veo a miles de personas sin cabeza,
y es que cada avión que despega, observa la tristeza,
palabras que quieren salir de mi boca,
un abrazo por parte de quién no le toca,
una sombra en busca de un dueño que siempre la abandona,
y que se cansa de buscar, espera y ya no encuentra nada,
el sol vuelve y la ilumina y la ahoga en soledad,
las puertas se cierran, las ventanas se dejan cerrar,
cada día que pasa es un sin vivir que no te puedes imaginar,
cada palabra, cada persona, cada mundo que aprisionas,
cada ola, cada mar, cada corazón que no reacciona,
cada reacción equivocada, cada sombra que apagaste,
latidos que paras, órganos vitales que sin querer cerraste,
pobre sombra abandonada, pobre beso que no diste,
pobre abrazo, pobre chica, que esperaba tu visita.

Tantos aeropuertos fueron los que escucharon sueños
de cuatro besos, tres abrazos, dos palabras y un “te quiero”,
sueños con tantos sentimientos de amor, amistad y tristeza,
y con cada avión que llega, aparece una sonrisa en una pareja.

Cada reencuentro tras meses separados, distanciados,
tantos recuerdos se juntaron cuando se besaron que rieron,
cruzaron sus miradas, se miraban con deseo,
querían estar juntos, sentirse los reyes del universo,
y mientras los jóvenes enamorados se besaban con pasión,
una chica se despedía de otra desde el avión,
ojos nublados, mojados, lágrimas que se escapaban,
corazones vacíos, sentimientos de pena, suspiros lloraban,
lazos de una amistad se cortaban, no se verían más,
tantos momentos que pasaron, tantos árboles tiraron juntas,
fueron demasiados años compartiendo tiempo,
muchas horas contando sueños, problemas, victorias, derrotas,
imaginaciones, pesadillas, se convertirían en escombros,
escombros que vivirían en sus recuerdos, por supuesto,
se recordarían mutuamente, cada noche, cada mañana al despertar,
al ver la distancia que las separa, llorarán sin más.

Tantos aeropuertos fueron los que escucharon sueños
de cuatro besos, tres abrazos, dos palabras y un “te quiero”,
sueños con tantos sentimientos de amor, amistad y tristeza,
tantas sombras abandonadas a la suerte de lo que yo quisiera.

Volvamos a nuestra historia, sigo viendo caricias perdidas,
besos y “te quieros” en el aire de una pobre chica con miedo,
la sombra de antes sigue buscando a su desentendido dueño,
maletas perdidas llenas de ilusiones, emociones y lágrimas,
tantas historias ocultas dentro, de tanto sufrimiento escondido,
y fueron muchos aeropuertos los que vieron el sufrimiento...

Tantos aeropuertos fueron los que escucharon sueños
de cuatro besos, tres abrazos, dos palabras y un “te quiero”,
sueños con tantos sentimientos de amor, amistad y tristeza,
tantas sombras abandonadas a la suerte de lo que yo quisiera.

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